El vino de Ribeiro es uno de los más selectos de España. En cada sorbo se mezclan los sabores más tradicionales con otros que están marcados, de forma directa, por las tierras en las que se cultiva la uva. A continuación, destacamos las bondades de las tierras del Ribeiro y por qué esta zona de Galicia es una rara avis que tiene incidencia directa en tan excelente vino.
Los vinos de Ribeiro, un producto natural En la zona noroccidental de la provincia de Ourense se pueden encontrar las viñas en las que se cultiva una uva excepcional. Su ubicación- en un triángulo entre los ríos Miño, Arnoia y Avia- es idónea al tener un microclima excelente. De hecho, la brisa de Atlántico, a 45 kilómetros, se funde con la humedad de estos valles. La salinidad y el sabor más natural son el resultado de tan poderosa mezcla.
La zona de cultivo alcanza las 2.500 hectáreas. Pueblos como Leiro, Cenlle, Beade, Punxín, Castrelo de Miño o Ribadavia aportan su peculiaridad a cada vino. Las montañas protegen a la perfección los viñedos, las decenas de litros de lluvia por metro cuadrado y la disposición en bancales de las cepas conforman un todo insustituible que tiene su reflejo en las diversas variedades de este gran vino. Además, el cultivar estas uvas a 450 metros de altura es un factor muy importante para acelerar la creación de alcohol natural en cada uva. Así, el vino es mucho más suave, se asimila mejor y facilita el maridaje con todo tipo de recetas.
Una visita ineludible para los aficionados al vino La llamada Toscana gallega es también una zona que se caracteriza por su innegable belleza. Los valles, los ríos, su clima y el especial mimo con el que tratan los lugareños sus viñedos son solo algunos de los factores imprescindibles para entender por qué es necesario visitar esta zona vinícola. Su origen se remonta al siglo II antes de Cristo. En el siglo III se decidió diseñar ya la zona tal y como se puede visitar hoy en día.
La invasión de la civilización germana terminó con el éxito que tuvo este vino aunque, por suerte, en la Alta Edad Media, en torno al inicio del siglo XI, se consiguió volver a convertir este vino en uno de los más preciados del país. Ya en el siglo XIII, los monjes de la zona lo popularizaron al ofrecérselo a los peregrinos del Camino de Santiago.
Y así hasta la actualidad. Beber Ribeiro, visitar los viñedos, conocer sus bodegas y pasear por estas hectáreas no deja de ser un sueño hecho realidad para los que entienden el vino como parte de su personalidad. La denominación de origen de Ribeiro sorprende con unos vinos excelentes que bien pueden convertirse en nuevas referencias que llenen la bodega de los que deseen poner a prueba su paladar, sus sentidos y todo lo relacionado con unos caldos que brillan gracias a su sabor y a su adaptabilidad a todo tipo de recetas y situaciones.
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